"El objetivo fundamental del Kajukenbo es hacernos sobrevivir a una agresión en la calle, el resto no tiene ninguna importancia"

sábado, 15 de julio de 2017

La Defensa Personal en el S. XVII

Artículo publicado en la revista Karate Bushido, Abril 1990
Autor: Sylvain Salvini
Traducción: César Gómez



  El Renacimiento, es decir, el re-descubrimiento de la cultura antigua, y de la enseñanza clásica que desarrolla simultáneamente el cuerpo y el espíritu, comenzó en Italia en el siglo XIV. No es sorprendente encontrar en esta época, en Bolonia, la principal ciudad universitaria, una esgrima puede que ya muy científica.

  Los grandes espíritus que preconizaron y pusieron en marcha una educación que unía racionalmente los ejercicios del cuerpo y del espíritu, fueron numerosos, mucho antes que Jean-Jacques Rousseau !! 

  En tiempos de los caballeros estos dos tipos de enseñanza tocaban a diferentes tipos de personas; una buena cantidad de caballeros eran iletrados e incluso analfabetos; el papeleo era cosa de curas !!

  Citemos, en los siglos XV y XVI, pedagogos como Vittorino de Rambaldoni da Feitre (1378-1446), que creó en 1423, en Mantote, una escuela donde los alumnos practicaban el atletismo, la natación y los ejercicios paramilitares como la Equitación y la Esgrima; Leo Battista Alberti (1404-Paris 1472), arquitecto y pedagogo; Baltasar di Castiglione ((1478- Toledo 1529); Machiavel (1469-1527); el suizo, Ulrico Zwingli (1484-1531); el inglés, Thomas Elyot (1490-1546), anterior a John Milton (1608-1674); el francés, Rabelais (1490-1553), que desarrolló para la educación de “Gargantua” un programa deportivo y paramilitar completo, y destaquemos también en sus listas de juegos del capítulo XXII, el juego “au savatier”, del que por desgracia no explica las reglas… Un estudiante prusiano, Eustache de Knobelsdorf que escribió, durante su estancia en Paris, entre 1541 y 1542, que se trataba bien de esas las actividades de los estudiantes parisinos. Incluso podemos citar la ordenanza del 20 de agosto de 1554, tomada a iniciativa de los doctores de la Universidad de Paris, expulsando de la ciudad a todos los Maestros de Armas, porque eran la causa de la deserción de los alumnos en las aulas de clase !! Fue reportado rápidamente ya que el status de los maestros fue legalizado por cartas patentes en 1567, y por  los edictos de 1582 y 1585.

  El doctor Ambroise Paré (1509-1590), preconizaba estos ejercicios para la educación y la salud.  Montaigne (1532-1592) también aconsejaba; la carrera, la lucha, la equitación, la esgrima y la caza. Sobre la esgrima científica recordaba que en su juventud, la nobleza francesa fue reticente durante mucho tiempo a aprender los trucos, los “golpes secretos”, las “traiciones”, encontrándolas “incompatibles con la tradición caballeresca del juego franco y leal” (como dijo el Teniente Coronel Henri Carré). Montaigne escribió (el texto ha sido puesto en lenguaje moderno): “En mi infancia, la nobleza huía de la reputación de bien esgrimir como algo injurioso y rechazaba el aprenderla, como si fuera un trabajo de sutilidad derogando a la inocente y verdadera virtud”.

  Incluso los religiosos vinieron a modificar los métodos de educación; Martin Luther (1483-1546), preconizaba la lucha y la esgrima… ¿Puede que él influenciara, e incitara a los Jesuitas a utilizar “juegos” en sus programas educativos (1599)?

  Si se esta sorprendido por no ver figurar el pugilato entre los ejercicios educativos (bien que el término “lucha” era muy extensivo y podía englobar otras muchas cosas tal y como muestran los antiguos tratados de esgrima) hay que recordar el dicho: “juego de manos, juego de malvados” y también que en Occidente, todas las enseñanzas, todos los juegos (es decir, “deportes”) son objeto de competiciones, de afrontamientos individuales o por equipos. 

  Hemos hablado de la Soule, ese ancestro medieval del rugby y del fútbol, que se practicaba, según los lugares, a puñetazos, patadas, palazos e incluso todo junto. Jean-Jules Jusserand, en su libro “Los deportes y los juegos de ejercicio en la antigua Francia” (1901), señala que en Vallognes, en Normandía, la “soule” se llamaba: “la savate”, debido a las patadas que se utilizaban. Pelearse a base de patadas, de puñetazos…era cosa de gentes ordinarias. Aunque se aprendiera, no era algo bueno, durante estos siglos, digno de ser expuesto en los libros; libros que estaban destinados, de hecho, a una franja de población de un nivel digamos “más refinado”.

  Jos, Dúchense, señor de “la Violette” quien, no parece ser médico, escribió un voluminoso libro editado en Paris en 1606, “”El retrato de la Salud” (“Le Pourtraict de la Santé”); inspirado en diferentes obras, entre las que se encontraba la de Girolamo Mercuriale (Venecia 1569) que trataba de todos los deportes antiguos y añadía notablemente el trabajo con los aparatos de gimnástica (que no encontraremos en Paris hasta principios del siglo XIX, en el gimnasio del Coronel Amorós); el de Julios Scalinger, etc….para preconizar diferentes actividades beneficiosas para la salud. En el capítulo XI (“del ejercicio y del reposo”), después de haber hablado sobre la lucha antigua, que aprueba y considera semejante a “las luchas de Gascoña, de la Baja-Bretaña y de otros lugares”, pasa al boxeo (pugilato), al Pancracio y a las danzas. Escribe (texto trascrito en lengua moderna); “…el tercer ejercicio de los antiguos era el Pugilato, donde los pugilistas, en los torneos se batían a golpes de puño, con guanteletes, hasta que el enemigo estuviera en el suelo o se le dañara de tal manera que se rindiera; es lo que llamamos pelearse a golpes de puño, es un rudo e indecente ejercicio, muy común en Francia entre los lacayos y otros tipos de canallas, es un tema que merece ser olvidado que aprendido, y no debe hablarse mas de él.

  “De este ejercicio de golpes de puño y el de la lucha, se compuso un tipo de combate, lo que los ancianos llamaban Pancratium (Pancracio), y los combatientes pancracistas, ya que aquellos a los que así se llamaba, bien dando golpes de pierna, de rodilla, de dientes, uñas (inexacto en los dos últimos puntos en principio, prohibidos) y todas las armas de su cuerpo, que podían emplear, se lanzaban de esta manera contra su enemigo para vencerle. Coelius atribuye la invención a Teseo cuando asaltó en Creta sin gladio al Minotauro; sea como fuere, es un ejercicio del que los lacayos saben muy bien servirse hoy en día, que no olvidan con el puño, cuando se baten entre ellos, emplear los dientes, y los pies, y las rodillas, sirviéndose de todos sus miembros para vencer a sus compañeros. Este bello juego fue introducido en la 28º Olimpiada. Es común en esta ciudad de Paris conde acuden infinitos maleantes, para ser espectadores y juzgar al mas valiente.

  “El cuarto más grande y usado ejercicio de la antigüedad, eran las danzas (…) con el fin de saber cuanto este ejercicio aún está en nuestra Francia, y casi por todo el mundo tan frecuente y usual, ha sido igualmente tenido en particular recomendación desde siempre”.


  Durante el siglo XVII las costumbres evolucionaron y es así como el maestro luchador Nicolas Setter, en su tratado de lucha, publicado en Ámsterdam en 1674, y que contenía 71 grabados de Romaní de Hooge, no duda en poner las prácticas populares, par la defensa personal, en las manos de las “gentes de bien”. Podéis observar aquí 9 grabados particularmente sugestivos, extraídos de ese libro y reducidos en un 41%; acompañados de notas explicativas para la correcta comprensión de las presas que podrían no ser evidentes. Sobre estos grabados, se ve a un elegante joven hombre defendiéndose con ciencia, con el puño y la pierna, contra un malandrín. 

  Poco antes de este libro tuvo lugar la Revolución inglesa, que a pesar de haber abortado, modificó considerablemente las relaciones entre “clases”: el palo largo, el boxeo, la lucha, comenzaron a “ennoblecerse”. Al principio del libro, en holandés, de Nicolás Setter, que tenía por título “Claras instrucciones sobre el magnífico arte de la lucha, tratando de la manera de conducirse en todos los casos de riña y agarre del cuerpo”, esta escrito, en la traducción en francés aparecida en Leyde en 1712: “…Muchos hicieron todo tipo de esfuerzos en defenderse de la manera más segura de todos los ataques de los malvados lacayos. Con esta visión, este célebre autor, nunca se ha visto nada parecido en el mundo, a aplicado su espíritu para encontrar buenos trucos de habilidad y de flexibilidad por los cuales podamos defendernos contra todo tipo de insultos, defensa contra las patadas o puñetazos, e incluso contra los golpes de cuchillo y desviar hábilmente todo tipo de males. (…) Los más desrazonables y más determinados lacayos, cuyo caliente cerebro no puede calmarse con ninguna razón, de ordinario son fuertemente propensos a meterse en los mayores peligros, y creen que ninguna querella fuese ella de las más ligeras, no podría ella terminarse sin tirar del cuchillo, en lo que hay un fuerte peligro. Afín de que las gentes tranquilas y pacíficas puedan guardarse de esos golpes de cuchillo, cuando les sucede ser atacados, pueden oponerse de las siguientes maneras…”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario