"El objetivo fundamental del Kajukenbo es hacernos sobrevivir a una agresión en la calle, el resto no tiene ninguna importancia"

domingo, 25 de junio de 2017

Budo = Violencia + Conocimiento + Control

Artículo publicado en la revista “Le Ronin”, número 10, Enero 1983
Autor: Sensei Roland Habersetzer
Traducción: César Gómez

Sensei Roland Habersetzer
  El límite entre violencia gratuita y espíritu Budo, como entre no-violencia y debilidad, es una noción muy mal percibida al nivel de los primeros grados del cinturón negro. Esto es normal, en el fondo, ya que se trata más bien de una sensación que de una pura comprensión intelectual. A pesar de ello intentémoslo, explicándola lo mejor posible.

  Pregunta básica: ¿Cómo la Vía (Do), sinónimo de equilibrio, de control, de realización interna, puede ser compatible con la violencia, expresión de un desequilibrio, de una energía física y mental desordenada?¿Aquel que ha realizado el “Do” no es, por definición, no-violento?¿Ya que ha dominado su violencia, puede ganar en sabiduría?

  Vivimos una época donde la violencia extendida de unos (hasta los más pequeños comportamientos agresivos en la vida cotidiana) no hace más que poner de manifiesto el pacifismo de otros. Como mucho, desembocamos en un nuevo tipo de sociedad, que no vamos a discutir aquí. El problema que estamos tratando es que este pacifismo llega a las artes marciales haciendo que acudan a ellas en manada (es cierto que se habla más de los maleantes que se ponen a practicar artes marciales y se lanza más a menudo la señal de alarma por ese lado) todos aquellos y aquellas que están a la búsqueda de algo indefinido, a menudo coloreado de esoterismo o de mística, sin ambición marcial propiamente dicha, más atraídos por lo gestual que por la finalidad de la técnica, y que transfieren al Budo todos sus problemas, sus dudas, sus aspiraciones, su naturaleza, esto da lugar a una cohorte de personas muy simpáticas, respirando bondad y dulzura, pero hablando claramente, un poco perdidos cuando se trata, por ejemplo, de lanzar un simple Kiai… Y en cuanto a hacerles simplemente ejecutar un contra-ataque decisivo… El resultado es, en ciertos grupos, un fenómeno de desnaturalización de los Budo. Y se encuentran cara a cara, aquellos que por naturaleza son (siempre han sido y lo seguirán siendo) violentos, y los que buscan en el Budo, a golpe de argumentos filosófico-místicos, una justificación a su no-violencia innata. Lo que es grave, es que los unos y los otros permanecerán en sus posiciones de salida: por lo tanto, no puede haber Budo auténtico, que implique TOMA DE CONCIENCIA, CAMINO, HARMONIZACION.

  En ningún caso, la no-violencia debe ser una excusa para una falta de energía y, como mucho, para el laxismo, incluso la cobardía. El Budo es, ante todo, la escuela del combate, según ciertas reglas, pero combate, que es el punto inicial a partir del cual la progresión propuesta debe llevar a una nueva forma de conocimiento de sí mismo y de los otros; nada de utilizarlo como una especie de excusa para personas con problemas, tanto físicos como psíquicos, rápidamente propensos a disfrazar con términos extraños y vacíos de sentido, cuando se les analiza. Si la violencia es un desajuste que procede de una fuerza que no puede ser controlada, no tiene su lugar en Budo. Pero si la violencia es la energía controlada por la voluntad, justo lo que hace falta pero todo lo que hace falta, a partir de una decisión del espíritu apoyándose sobre capacidades reales de discernimiento (y esto es otra manera de “control”), entonces no nos alejamos nada del espíritu de la “Vía”.

  La violencia en Budo es la violencia controlada, no la brutalidad desenfrenada, ni el dejarse hacer ante la brutalidad de otro. Todo un programa. Hay que elegir progresar en una escuela que enseña toda la dimensión de este margen de maniobra. Una escuela que inculque la no-violencia al precio de la propia derrota física de aquel que la practica es evidentemente una estupidez y un engaño. ¿Qué les sucedería a numerosos karatekas confrontados a un combate real? Llevados y obnubilados, de buena fe, por consideraciones oscuras y esclerosadas, o simplemente por una disposición natural que da lugar en todas circunstancias a seres demasiado “amables”; serán las víctimas designadas de una violencia desenfrenada. Otros, naturalmente más violentos, demasiado confiados en una cómoda potencia física, estarían sorprendidos al descubrir, en el fuego de la acción real, la dificultad que hay en ejecutar una acción eficaz con seguridad y posiblemente, estarían en dificultad frente a un adversario decidido. En los dos casos, decepción y resultado negativo, y después rechazo en la amargura.

  La vía es CONOCIMIENTO y CONTROL. Conocimiento de sus propias posibilidades (recursos) de violencia (en el sentido de la fuerza que emana de lo más profundo de sí mismo, que hace que se pueda disponer de una violencia casi animal y destructiva) pero también apreciación y control, en todo momento. En el momento del combate real el control puede ser la retención de la violencia o, al contrario, su estallido, eso depende. La violencia debe permanecer como una potencialidad, debe existir en cada budoka. Nunca se debe excluir, reduciéndola a un concepto mental. El Karate, como no importa que otro Budo, no es una danza, es un combate. Y la no-violencia, en Karate, se sitúa en un momento muy preciso, a partir del momento en que el combate no ha podido ser evitado: entre el momento en el que el golpe parte (potente, mentalmente “apoyado”, es decir, como si ese único golpe fuera a matar, rápido y preciso) y en el que se detiene justo antes del impacto, bien porque en el Dojo el adversario es ante todo un compañero, o bien porque en combate real se habrá decidido que así sea. Una fracción de segundo… Toda la posibilidad de destrucción (real, no a través del espíritu), pero también toda la paz. La maestría está presente cuando la no-violencia surge con una decisión del espíritu en un cuerpo capaz de la violencia. Subsiste aquí una gran diferencia, un poco como la que existe entre el viento con el tifón, entre la violencia y la simple movilización de la sola fuerza física, aún estando acompañada de rabia. Podéis ser un budoka no-violento si sois verdaderamente capaz en todo instante de “sacar” instantáneamente una violencia a la que no estáis habituado. Como siempre y en todas las cosas, el error está en el demasiado o en el demasiado poco. Sois vosotros los que debéis saber si hay que desencadenar esta violencia animal que reposa en el fondo de cada individuo, si hay que atarla, y cuando, dejarla ir, siempre de una manera muy precisa. También deberíais saber, y sobretodo si, en caso contrario, sólo seríais capaces de intentar hacerla salir… Esta credibilidad, sólo vosotros podéis saber en que punto se encuentra.

  La violencia no es siempre lo que parece desde el exterior. Para verdaderamente saber, un día, disponer a su propio antojo de la propia no-violencia, hay que ser capaz de ser violento. Y esta es la primera etapa propuesta por las artes marciales: sacar la violencia, toda la violencia, ser capaz de hacerla subir instantáneamente en sí mismo. No es tan fácil. Después, pero casi al mismo tiempo aprender como controlarla. El esquema contrario es una ilusión, un dulce sueño, un falso camino. No es más que cuando el conocimiento preciso de los mecanismos de la violencia (tanto la propia como la de los demás) y la potencialidad de esta violencia habrán hecho desaparecer el miedo (ante lo desconocido, la duda, lo inapreciable), que provoca desajustes de todo tipo y actos irresponsables (mecanismo conocido y que sigue sin cambiar desde los orígenes del hombre) que podrá florecer una verdadera filosofía de la no-violencia. Ya que ella será el resultado de seres que sabrán de lo que hablan.

  Tal es, creo, la delicada Vía del Budo. ¿El mejor arquero no es aquel que, después de haber sido campeón universal, ha terminado por olvidar lo que es un arco? Esto es también una muy vieja historia… (zen).

sábado, 17 de junio de 2017

Historia y desarrollo del sistema Kajukenbo

Artículo publicado en la revista El Budoka nº: 299
Autora: Sonia Vargas 


  Las islas Hawai se convirtieron desde  el siglo XVIII en un punto de encuentro de culturas totalmente dispares, habiendo sido ya colonizadas por europeos y norteamericanos, comenzaron a recibir emigrantes orientales de Okinawa, Japón, China, Corea, Filipinas, etc… llegando a convertirse en un gran crisol multiétnico.
  A su llegada, la mayoría de ellos se organizaron en comunidades donde prevalecían sus propios aspectos culturales, incluyendo el concerniente a las artes marciales.

Chinese Lion Dance Association
Honolulu, Hawai 1939
  Si bien los polinesios poseían su propio arte marcial denominado Lua, comenzaron a florecer por diversos puntos las sociedades culturales asiáticas, que entre sus actividades llevaban a cabo enseñanzas de sus propias artes marciales. Así, en 1922 fue creada la “Sociedad para la Cultura Física China”, donde se impartían clases de Boxeo Chino o Chuan Fa, sin embargo los japoneses y okinawenses ya estaban enseñando Naha-Te y Karate en la escuela intermedia a todos los niños, allá por el lejano año 1903.

Kentsu Yabu y estudiantes, 1927
  La primera exhibición de Naha-Te fue llevada a cabo por el maestro okinawense Watoku Higa, de la “Asociación de Jóvenes Budistas” de Honolulu. El maestro Higa era nieto del fundador del estilo Matsubayashi, que fue instructor personal del Rey de Okinawa. Se cree que el primer maestro de Karate que llegó a las islas Hawai fue el maestro Kentsu Yabu, en 1927

Sensei Okazaki y Sensei Jay
  Los coreanos tuvieron una mínima representación en la comunidad marcial oriental de Hawai, no como los filipinos, que hicieron valer su importancia en cuanto a su magnífico arsenal de modalidades de combate, sobresaliendo sobre todas ellas la Escrima, y contando con grandes escrimadores que habían recalado en diferentes puntos del archipiélago. Incluso, en los años 30, comenzó a desarrollarse en la isla el Danzan Ryu Ju Jutsu, por parte del maestro Okazaki, dando así a conocer un aspecto diferente de los sistemas que hasta entonces habían llevado a cabo de forma semipública los japoneses.
  Sin embargo y sin lugar a dudas, uno de los mayores mitos hawaianos de las artes marciales contemporáneas fue William Kwai Sun Chow. Se inició en el arte del Chuan Fa a la edad de 7 años bajo las enseñanzas de su padre Hoon Chow. A principios de los 40 creó el “Club Oficial de Defensa Personal” junto al maestro James M. Mitose y juntos trabajaron durante unos 7 años, hasta que el club se disolvió en 1950.


William Chow
"Official Self Defense Club"
  Chow llamó a su sistema “Chinese Kenpo” para diferenciarlo del Kenpo de Mitose y desarrolló un estilo que poseía desplazamientos circulares y lineales, con golpes a zonas vitales del cuerpo de forma explosiva y continua, esto le valió a Chow el apodo de “Relámpago”, por su velocidad y fiereza en el combate. Aunque jamás tuvo una escuela fuera de Hawai, su sistema fue la semilla para desarrollar los métodos de Kenpo más practicados del mundo a través de sus alumnos, entre los que cabe destacar a Edmund K. Parker, creador del “American Kenpo”, Ralph Castro, creador del “Shaolín Kenpo” y como no, Adriano D. Emperado, creador del sistema Kajukenbo.

  Adriano Directo Emperado nació en el entorno de una familia humilde, hijo de padre filipino y madre china, en una de las zonas más pobres y deprimidas de Honolulu, “Palama Settlement”, un pequeño poblado habitado en su mayoría por inmigrantes chinos, filipinos y polinesios.
  Siendo aún un niño, fue adiestrado en Boxeo por su padre y su tio, ya que éstos eran boxeadores profesionales. Simultáneamente aprendió Judo en el colegio con el padre de un amigo japonés. Cuando aún era un adolescente, sus padres se divorciaron y su madre se casó en segundas nupcias, trasladándose a la isla de Kauai. Allí se inició en la Escrima Filipina del estilo “Doce Pares”, con su padrastro, uno de los más grandes escrimadores de aquella época, Alfredo Peralta, famoso por haber marcado la cara a Floro Villabrille en un combate de los muchos que se celebraban a contacto pleno en Honolulu, con palos reales y sin protecciones.

Adriano Emperado
  Poco tiempo después regresó a Honolulu y comenzó a practicar “Chinese Kenpo” con William K. S. Chow, llegando a convertirse con el tiempo en su “mano derecha”. En 1947 y ostentando el cinturón negro 5º dan de kenpo, viendo la imperiosa necesidad de desarrollar un auténtico sistema de defensa personal, decidió unir todos sus conocimientos y aportarlos a su entrenamiento de forma racionalizada, conceptos del Boxeo occidental, Judo y Escrima. Aún así creyó que era muy importante poder trabajar en cualquier distancia y pensó en darle al sistema una mayor versatilidad, economizando movimientos y aprovechando al máximo cada técnica, y dejando de lado aspectos estéticos o puramente metafísicos. Así, nació una idea que le llevó a compartir entrenamientos y conocimientos con Peter Y. Cho, profesor de Tang Soo Do y boxeador amateur; Joseph Holk, profesor de Judo Kodokan; Frank Ordoñez, profesor de Ju Jitsu Sekeino y Clarence Chang, maestro de Boxeo Chino Sil Lum Pai.

  Entre 1947 y 1949 entrenaron a diario buscando los pros y los contras en la confrontación de unos sistemas contra otros. Emperado aprovechó todo ese tiempo no sólo para aprender conceptos de otros sistemas, sino para centrar su interés en como contrarrestar los ataques y defensas de estilos que, por su metodología, se mueven en diferentes ángulos y distancias. De esta idea nació lo que hoy conocemos como Kajukenbo.
  Han pasado 50 años desde aquella fructífera experiencia y lo más importante es, como dijo Emperado: “El Kajukenbo es una vivienda familiar que se va a poder modificar y ampliar de forma infinita según las necesidades de los habitantes que moran en ella, y esto es posible gracias a unos cimientos amplios, prácticos y sólidos”.

Palama Settlement 1955
  En 1950 se abrió la primera escuela de Kajukenbo en el “Centro Cívico” de Palama Settlement, en el pequeño poblado donde el nació, cercano a Honolulu. La popularidad del sistema Kajukenbo, como uno de los estilos de defensa personal más versátiles y eficaces, pronto llegó a oídos de toda la comunidad marcial hawaiana y la escuela de Emperado se vio inundada por practicantes ilustres, algunos eran incluso alumnos del maestro Chow. Entre ellos podemos destacar a Abe “bro” Kamahoahoa y Paul Yamaguchi (nieto de Gogen Yamaguchi “el gato”); también se acercaron alumnos de Mitose como Masaichi Oshiro, Kenneth Funakoshi (nieto del fundador del Shotokan), Woodrow McCanless, etc…lo cual llegó a disgustar tanto a éste que en cierta ocasión y acompañado de Arthur Keawe y Masaichi Oshiro se acercó a la escuela de Palama y trató de convencer a Emperado de que debería llamar a su estilo “Kenpo JuJitsu” (Mitose nunca llamó a su escuela Kenpo Kosho Ryu, según recuerdan testigos de aquella época), a lo que Sijo Emperado se negó. Su frustración fue tal que le amenazó con volver al dia siguiente con una katana y matarle. Emperado aún sigue esperando esa visita.

  Se da la circunstancia de que unos años antes, Sijo Emperado había recibido de manos de Mitose un certificado de instructor, si bien nunca le había dado importancia a este hecho, ya que siempre ha reconocido como su único maestro a William K. S. Chow. Poco después, Mitose abandonó Hawai y dejo la enseñanza argumentando que “sus alumnos solo habían aprendido el aspecto violento del Kenpo”.
  Emperado recuerda que a Mitose le gustaba hacerse pasar por pastor de la Iglesia y enfocaba su enseñanza hacia el lado espiritual del arte, sin embargo, el 19 de noviembre de 1974, James M. Mitose fue juzgado en Los Ángeles (caso nº: A-306967) y hallado culpable de los cargos de robo, estafa y asesinato en primer grado, y fue condenado a cadena perpetua en la prisión de Folsom, donde murió en 1981. Allí había otorgado diplomas de “maestros de Kosho-Ryu” a guardias del penal que nunca llegaron a entrenar su arte. Este es el otro aspecto por el que Emperado jamás le dio importancia a la graduación que Mitose le otorgó y siempre ha abogado por marcar una línea totalmente alejada del concepto de Kenpo que Mitose introdujo en Hawai. Basta con echar un vistazo al libro de Mitose “What is Self  Defense, Kenpo JuJitsu”, para darse cuenta de que existe una gran diferencia de conceptos. Incluso, quien hoy representa el “Kosho-Ryu” como sucesor, Thomas Barro Mitose, es cinturón negro de Kajukenbo formado por el profesor Joseph S. Halbuna, quien no recuerda que éste entrenara jamás con su padre.

Adriano Emperado
  Emperado tuvo otros muchos alumnos que con el tiempo se hicieron famosos o harían del Kajukenbo un sistema mundialmente conocido. Cabe destacar a Ed Parker, quien se inició con Emperado para luego pasar a entrenar con Chow; Sid Asunción, Marino Tiwanak, Joseph Halbuna, Aleju Reyes, Walter Godin (quien, hoy dia, aún sigue enseñando en Palama), Charles Gaylord, Tony Ramos y un largo etcétera.
  A principios de los años 60 el Kajukenbo se introdujo en el continente americano a través de California, de la mano de Joseph Halbuna, Charles Gaylord, Aleju Reyes y Tony Ramos, militares de las Fuerzas Aereas que durante su estancia en la base de ICAM (Hawai) habían entrenado bajo la supervisión de Emperado y su hermano mayor Joe (éste último fue asesinado el 30 de mayo de 1958).

  Allí crearon la K.A.A. (“Kajukenbo American Association”) y se dedicaron a la enseñanza del Kajukenbo, al principio en el interior de la base aérea de Travis, al norte de California, y poco después por todo el Estado, gracias a la popularidad de los grandes competidores de Kajukenbo en una época en la que “barrían” en todas las competiciones que se organizaban, y entre los que cabría destacar a Al Damascos, Carlos Bunda, Phil Cornin, John Leoning, etc… Los instructores de Kajukenbo comenzaron a extenderse por todos los USA y otras partes del mundo debido al hecho de que muchos de ellos eran militares de las Fuerzas Aéreas.
  En 1972 llega a la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), proveniente del conflicto en Vietnam, el Sargento Mayor Edgard C. Sheppard, que había entrenado con Aleju Reyes y Richard Peralta, un alumno de éste. A finales de este año, Sheppard abre su primera escuela de Kajukenbo dentro de las instalaciones de la base, en un lugar que apenas tenía las mínimas condiciones para entrenar. Se trataba de un barracón con el suelo de cemento que hacía funciones de club para los soldados de raza negra….

…allí se plantó la primera “semilla” del Kajukenbo “made in Spain” !!
Fundadores del Kajukenbo



domingo, 11 de junio de 2017

El hombre sincero del Jeet Kune Do

Artículo publicado en la revista El Budoka
Autor: Jari Nyman
Traducción: Fran Amado
Steven Golden
  Es imposible poder transmitir sólo con un puñado de letras o con un par de preguntas toda una vida de experiencias en artes marciales, sus momentos con Bruce Lee y menos aún, la energía que uno transmite. Steve (así es como lo llaman) es una persona llena de energía, que no para y que entrena contigo compartiendo sus experiencias, sin esperar nada a cambio. Siempre de buen humor y sincero, si no sabe algo lo dice con total humildad (con ese acento típicamente americano) “no lo sé”…en otras palabras…Steve. 

STEVEN GOLDEN
El hombre sincero del Jeet Kune Do

  El Budoka.- Cuéntame como te involucraste en las artes marciales.

  Steve Golden.- Estoy interesado en las artes marciales desde siempre. Esto implica tanto el “cuerpo a cuerpo”, como el empleo de espadas, navajas, arco, etc…Recuerdo leer cada libro que encontraba y tratar de hacer bloqueos y proyecciones a vecinos y amigos. Pero no les importaba, porque no funcionaba nada !! Después, en 1957, no había nadie con quien estudiar y era demasiado joven para conducir hasta la multitud de escuelas que había en el sur de California.
  Estaba interesado en cosas como la lucha con espadas, de las películas de “Los Tres Mosqueteros” y “Robin Hood”, que había visto de pequeño. Solía lanzar cuchillos y lanzas por diversión. Cuando fui un poco mayor, quizás sobre los 13 años, fui a ver algunas películas japonesas de samuráis con un amigo y su familia. El juego de espadas era fascinante y muy diferente del trabajo de espadas occidental. En aquel tiempo estaba metido en Judo, después en Jujitsu y después en Karate, Kung-Fu y otras muchas formas de artes marciales.

  EB.- ¿Puedes contarme tu experiencia en las artes marciales?


  SG.- Claro. Cuando tenía unos 14 años, un amigo del colegio había recibido algunas clases de defensa personal. Hablé con él para que me enseñara lo que había aprendido y estuvimos juntos alrededor de un año. Mi primera clase oficial con un profesor profesional fue con Bruce Tegner, que tenía una escuela en Hollywood, California. No había transporte público desde mi casa, asi que mis padres me llevaron a una clase gratuita de introducción. Fue genial. Me encantó. Pero no había manera de continuar por la distancia y porque no tenía dinero. Creo que tenía unos 15 años de edad en aquel entonces.
  Cuando cumplí los 17, Ed Parker hizo una demostración de Kenpo Karate en mi instituto. Eso es lo que buscaba. Supe que era él con quien quería estudiar. Empecé a entrenar Kenpo Karate en 1959, en su escuela de Pasadena, California.

  EB.- Así que estudiaste Kenpo con Ed Parker, cuéntame algo más sobre esta experiencia.


  SG.- Fue lo mejor que había visto. Mis padres accedieron a llevarme a la escuela de Ed y pagar un curso de tres meses. Después fui lo bastante mayor para sacarme el permiso de conducir y ahorré todo el dinero de mi comida para poder continuar las clases. Pasé allí siete años, la mayoría del tiempo aprendiendo directamente de Ed Parker.

  EB.- ¿Algo más que añadir sobre Ed Parker?


  SG.- Ed era increíble. No obtuvo el reconocimiento que merecía. Como Bruce Lee. Recuerdo, sentado en la sala de entrenamiento, ver a Ed charlando con alguien, demostró un golpe de “látigo” mientras hablaba. No podía creer lo que estaba viendo. No pude ver la mano de Ed antes del golpe, ni en su total extensión, no pude verlo moviéndose. Simplemente desapareció.
  Además de su velocidad y potencia, era muy inteligente analizando y comprendiendo las artes marciales. Estuve muy atento al desarrollo de su sistema durante aquellos años. Lo ví volverse cada vez mejor. Cada movimiento, por pequeño que fuese, tenía una razón, y cada posibilidad estaba cubierta.
  Lo mejor de aquellos años fue que Ed era una buena persona y un buen amigo. Estuvimos más unidos que una simple relación estudiante/instructor. Después de los entrenamientos, algunos de mis compañeros y yo íbamos a comer con Ed. Algunos de nosotros estábamos en el grupo de demostración. Él solía llevarnos en coche a las exhibiciones. Siempre lo pasábamos bien juntos.

  EB.- ¿Qué pensaba Ed de Bruce Lee, antes y después?


  SG.- A Ed le gustó Bruce. Muchos años después de que Bruce muriera, a mediados de los ochenta, Ed vino a visitarme a mi casa en Oregón y me dijo esto sobre Bruce: “Si Bruce me veía hacer algo y trataba de hacerlo, lo hacía tan bien como yo lo había hecho. Si intentaba hacerlo por segunda vez, lo hacía mejor que yo…” Eso es lo que pensaba de Bruce.

Steve Golden

  EB.- Conociste a Bruce Lee a través de Ed Parker ¿Cómo fue? ¿Cuál fue tu primera impresión de Bruce Lee?

  SG.- Bruce solía venir a la escuela de Ed en Pasadena, para hablar sobre como entrar en el mundo del cine puesto que Ed conocía a muchas estrellas de cine, directores y productores. Cada vez que Bruce llegaba le hacíamos muchas preguntas. Por lo que respecta a las primeras impresiones, no estoy seguro de cuando le vi por primera vez. Pero sé que estaba impresionado por lo rápido que era y más aún…por sus “manos pegajosas”, que es como llamábamos al Chi Sao por aquel entonces. Nadie lo había visto antes en los USA hasta que Bruce lo enseñó. Creo que estaba más interesado en eso que en cualquier otra cosa.


  EB.- Aparte de ti ¿Qué otros estudiantes de Ed Parker fueron a la escuela de Chinatown?

  SG.- Los otros fueron Jerry Poteet, Pete Jacobs, Dan Lee y Bob Bremen. Todos éramos de la escuela de Pasadena y todos éramos “colegas”. Yo era el más avanzado en Kenpo y también el más joven del grupo. Otros estudiantes de Kenpo fueron más tarde, pero eso fue después de que yo me fuera.

  EB.- ¿Cuál es la historia de la foto de Bruce Lee con Jerry Poteet, Dan Lee, Pete Jacobs, Bob Bremen y tu? ¿Por qué salen en esa foto?


  SG.- Como he comentado, éramos amigos y solíamos entrenar juntos. Esa no es la única foto mía con Bruce, pero sí la única en la que salgo de frente y no de espaldas.

  EB.- ¿Cómo era el entrenamiento en la escuela de Chinatown?


  SG.- Las veces que recuerdo, era Bruce quien dirigía el entrenamiento. El nivel era muy alto y constantemente estábamos desafiando nuestros límites. Las clases duraban una hora y media, hacíamos un calentamiento, estiramientos y el resto del tiempo lo dedicábamos a elementos técnicos como puñetazos, patadas, desplazamientos, movimientos no telegrafiados y atrapes.


  EB.- ¿Había alguna diferencia en la disciplina de clase con respecto a estilos más tradicionales?

  SG.- No había ninguna disciplina impuesta en clase ya que no hacía falta. Estábamos tan interesados en aprender de bruce que cualquier regla habría estorbado. La única formalidad era el saludo antes de clase y al finalizar.  Esas clases no estaban abiertas al público. Las puertas se cerraban al empezar la clase, los cristales de las ventanas se pintaron y no había signos o símbolos exteriores en el edificio. Sólo estaban los invitados a la clase.


  EB.- Tu estuviste presente en una sesión de sparring de Bruce Lee con un practicante de Taekwondo…¿Qué puedes contarme sobre aquello?

  SG.- En primer lugar tengo que aclarar que no tengo nada en contra del Taekwondo, solo me limito a comentar la habilidad de Bruce. El muchacho de Taekwondo comentó que las manos de Bruce eran muy rápidas, así que Bruce dijo que no usaría sus manos… Este era un sparring amistoso, no una pelea o combate de desafío. Bruce le dijo al chico que le golpeara realmente si tenía ocasión. Fue divertido. Cada vez que pateaba, Bruce ponía su pie a la altura de la cabeza del muchacho y lo mantenía ahí. Éste, no veía la pierna hasta que estaba arriba y entonces con una expresión de sorpresa, saltaba y gritaba. Bruce ni se esforzaba.


  EB.- ¿En que enfatizó más bruce Lee en el entrenamiento de Jun Fan Jeet Kune Do?

  SG.- El número uno era la forma física. Decía que si no estabas en buena forma no aguantarías en un encuentro real. Creo que lo siguiente era, no telegrafiar los movimientos, los ataques y los atrapes. Por supuesto, nada de esto se podía entrenar sin unos desplazamientos adecuados. También hacía hincapié en patear. Me es difícil decir que es lo que más practicamos porque cada clase era diferente, pero sí que pasábamos mucho tiempo haciendo ejercicios de atrapes.


  EB.- ¿Qué hace diferente al Jeet Kune Do de otros estilos tradicionales, o del Kickboxing, por ejemplo?

  SG.- Esa es una pregunta que podría llenar una librería. No hay una respuesta simple. Creo que una breve descripción de la diferencia es que JFJKD no fija límites en como implementar los elementos del sistema y es justo ahí, donde los sistemas tradicionales tienen unos requerimientos más fijos. Naturalmente, esto no es siempre verdad en JFJKD y tampoco es siempre verdad en los sistemas tradicionales. Depende mucho de cada instructor. Por esa razón, trato de no generalizar demasiado.


  EB.- ¿Por qué es tan importante el “footwork” (trabajo de desplazamientos) en Jeet Kune Do?

  SG.- La pregunta es sencilla, porque yo pretendo pegar a mi adversario y que él no me pegue a mi. De hecho, no sorprende que otros sistemas sitúen en un lugar importante del “footwork” por esa misma razón. La manera de llevarlo a cabo puede ser diferente, pero el razonamiento es el mismo.


  EB.- Se te conoce por tu habilidad en los atrapes ¿Qué factores deben darse para que los atrapes funcionen en una situación real?

  SG.- Los atrapes deben ser instintivos. El atrape ocurre en una distancia tan corta que no tienes tiempo de pensar. Se reacciona en función de la sensibilidad, del tacto, no del pensamiento. He visto series de atrapes enseñados en forma de progresión donde el instructor decía “si él hace esto, tu puedes hacer esto otro y si él hace eso, tú haces esto”. Pero, realmente, tú no decides lo que debes hacer en una pelea, a toda velocidad. Lo que pasa realmente cuando alcanzas cierta habilidad en atrapes es, poder mirar hacia atrás y pensar “¡¡ lo hice !!”. Debería ocurrir tan rápido que te des cuenta de que lo has hecho cuando ya ha sucedido, y no…lo que va a pasar.



  EB.- El núcleo del JFJKD se ha disgregado ¿Mantienes contacto con los ex miembros?

  SG.- Claro, algunos de los miembros del núcleo también son buenos amigos míos desde hace unos cuarenta años. Hablamos por teléfono entre nosotros, pero desde que vivo a miles de kilómetros de ellos, no nos vemos mucho.

  EB.- ¿Por qué crees que fue disuelto el núcleo del JFJKD?


  SG.- Sirvió a su propósito y fue una progresión natural su disolución, cuando se hizo.


  EB.- ¿Cuál es tu opinión sobre las últimas tendencias de las diferentes ramas del JKD?

  SG.- Parece como si el JKD tomase el mismo camino de la mayoría de las artes marciales en las que desaparece su fundador. Cada uno de los que enseña está dando su perspectiva personal. Esto ocurre menos en otros sistemas muy estructurados, donde hay reglas estrictas para cada movimiento, y por el contrario, ocurre más en los sistemas en los que se enfatiza más en las preferencias del individuo.
  Como el JKD pertenece a esta segunda clase, es inevitable que el sistema cambie con cada interpretación del instructor. Mi opinión sobre si esto es bueno o malo… en un lado de la balanza está el hecho de que el JKD permanezca sin cambios, cosa que iría en contra de los principios en los que se fundamenta el JKD; en el otro lado, el hecho de que si cambia demasiado, ya no sea JKD. Todo esto nos deja con un buen dilema.


  EB.- El JKD puede ser una de las artes marciales más conocidas del mundo, pero hay mucha confusión sobre lo que realmente es ¿Por qué esta confusión?

  SG.- En primer lugar no estoy de acuerdo con que el JKD sea el arte marcial más conocido. Las personas involucradas en el JKD parecen creerlo, pero la mayoría de la gente que practica artes marciales lo conoce muy poco o nada. La mayoría de las personas sabe quien fue Bruce Lee, pero saben muy poco sobre su arte. Incluso hay una gran confusión sobre lo que es el JKD, dentro de la comunidad del JKD, porque no hay un acuerdo sobre lo que es y como debería usarse. Parecen ser cosas diferentes, según cada profesor. Ese es uno de los grandes errores del JKD y a la vez…una bendición.

  EB.- ¿Qué es para ti el JKD?


  SG.- Escribí una descripción para un forum de Internet y esto es lo que dije: “JKD es un método o métodos basados en principios claros y probados. Lo que Bruce Lee hizo fue unir todos los principios y verdades que existían desde hace cientos o miles de años. Los utilizó para crear un sistema de combate, usando verdades universales que encajaran con su personalidad y habilidades. Esa es la expresión del JKD de Bruce Lee.
  La información que Bruce Lee reunió, documentó y dejó en sus notas nos da una idea de cómo unir esas verdades y principios para crear un método manejable y efectivo para nuestro propio uso. Cuando se hace esto, el JKD llega a ser tu propia expresión y puesta en práctica de esos principios. El JKD permanece vivo y en buen estado en cada uno de nosotros cuando seguimos esos principios de combate. Todo esto no quiere decir que debamos utilizar esos principios de la misma manera que Bruce Lee. Tampoco quiere decir que no podamos hacerlo de la misma manera que él. La belleza del JKD está en el hecho de que te da las herramientas y te deja construir lo que personalmente necesitas para ganar efectividad y mejorar.
  Así que ¿es JKD si te desvías de estos principios? Podría ser. Es muy importante entender que los principios no son leyes. Son pautas. Hay veces que deberías romper las reglas por que la situación así lo requiere.  Pero también debes conocer y comprender las implicación que eso tiene. ¿Tengo mi lado fuerte delante? Algunas veces ¿Uso la posición de “Bijong”? Pocas veces ¿Estoy haciendo JKD? Ummmm. No estoy seguro de poder contestar a eso, pero… ¿Estoy usando los principios de Bruce Lee? Puedes estar seguro de que si ¿Funciona? Por supuesto que si !!
  He hablado con otras personas que me han preguntado cual era la definición de JKD. Si cometes el error de definirlo, estás destruyendo su espíritu. Porque cualquier definición es una restricción. Esto fuerza el método a adaptarse a límites artificiales y estructurales. Si deseas comprender el JKD, comprendes sus principios pero no te limitas a ellos. Mi descripción, no definición, de JKD debería mostrar el espíritu del arte sin cerrarlo dentro de límites restrictivos.
  Personalmente, no me gusta utilizar el nombre de JKD por las restricciones que genera el término en si mismo”.

Steve Golden
  EB.- Actualmente enseñas JFJKD, pero no a gran escala…


  SG.- Continúo enseñando como llevo haciendo desde hace unos treinta años. No puedo llamar lo que enseño JFJKD o JKD porque, como he comentado, encuentro el término demasiado restrictivo. Significaría que he puesto límites a mi enseñanza y eso no es lo que deseo. Algunas veces me piden que haga un seminario específico de JKD o JFJKD, y lo hago, pero con mis alumnos, no hay límites de conocimiento en el sistema. Mis clases las doy a un grupo cerrado y no están abiertas al público.


  EB.- ¿Qué cosas quieres que tus estudiantes entiendan del entrenamiento en JFJKD?

  SG.- Algo que encuentro muy importante es que no traten de copiar lo que hago, o la manera de hacerlo. Naturalmente, empiezan a practicarlo de una manera concreta, y esa es la forma de aprender. Pero después, cuando lo aprenden y lo comprenden, deben modificar las acciones físicas adaptándolas a sus propios cuerpos y mentes. Siempre digo: “si mis alumnos siguen haciendo lo que hago después de estar conmigo diez años, es que no han aprendido nada”.


  EB.- ¿Cómo recuerdas a Bruce Lee? ¿Cambió tu vida? Y si es así ¿de que manera?

  SG.- Recuerdo a Bruce como a un amigo. También lo recuerdo como una de las personas más dinámicas que jamás he conocido. Podía entrar en una habitación y aunque no le conocieras, te volvías para mirarlo. Y por supuesto, cambió mi vida. Su filosofía de las artes marciales cambió mi visión. Mi forma de actuar cambió de “si haces esto, yo hago esto otro” a “haz algo y veremos que pasa”. Esto significa que muchas de las teorías de las artes marciales se derrumbaron y lo que ocurre en la realidad, se hizo evidente. Ya no digo lo que va a hacer, ni hacer lo que dicen que va a hacer. Instantáneamente me adapto a  los movimientos del oponente cuando ocurren…y eso nunca habría sido posible si no hubiera conocido a Bruce.
  Estamos hablando de artes marciales, pero creo que cuanto más entiendes como y porqué funcionan las cosas, más cambia tu vida fuera de ellas. La mía se reorientó hacia los principios básicos en los que el JKD está fundamentado. Si, Bruce cambió mi vida.

  EB.- ¿Cómo ves el futuro del JFJKD?



  SG.- ¿Cómo saberlo? Hay tantas formas o definiciones de JKD que cada uno tiene sus ideas propias y lo que debería ser. Mi pronóstico es que habrá muy buen JKD en el futuro. También habrá un JKD pésimo. El problema estará en saber cual es cual.


  EB.- ¿Te gustaría añadir algo más?

  SG.- Si quieres conocer el JKD, escucha lo que cada uno dice que es, comprueba la información que te dan y saca tus propias conclusiones. No hagas cosas de una cierta manera porque alguien te diga que ese es el modo correcto. Debes de entenderlo en vez de creer en ello ciegamente.

  EB.- Muchas gracias Steve.

  SG.- El placer es mío

domingo, 4 de junio de 2017

Las guerras de puños y palos (Parte 3)

Artículo publicado en la revista Karate-Bushido, Febrero 1991
Autor: Sylvain Salvini
Traducción: César Gómez

“Venetiarum pugillatus” 
  Traducción de la inscripción situada bajo el grabado de G. Franco, de finales del siglo XVI, que muestra una melé a los puños sobre un puente anónimo: “Porque se había llegado a tal exceso en los afrontamientos con los palos que conducían a menudo a muy graves accidentes, la “battagliola” (pequeña batalla) ahora se reduce a los puños. Esta cosa da mucho placer a los espectadores e intrepidez a los combatientes”. Efectivamente, después del sangriento encuentro del 26 de julio de 1574, solo las “guerras de puños” seguían siendo autorizadas.

  La desaparición de las “guerras de palos” puede que estuviera en la línea de una "suavización" de las costumbres, también marcada, en esa misma época, por el final de los torneos-justas en toda Europa. Éstos, se habían sustituido en las grandes fiestas por las carreras "al anillo" o por las "quintaines" (en un caso se trataba de enfilar un anillo con la lanza en plena carrera a caballo; y en el otro, de golpear maniquíes pivotantes, que devolvían los golpes con la ayuda de un azote, actividades que ya eran muy antiguas). También fueron reemplazados por los “carruseles”, en los siglos XVII-XVIII, que consistían en ejecutar ejercicios de parada a caballo (que se aprendían en las academias ecuestres) y en simulacros de batallas: hubo algunas memorables, como la del 5-6 de junio de 1662 que dejó el nombre de “Carrousel” a una plaza de Paris, o la del 27 de julio de 1766 en San Petesburgo delante de Catalina II.

  En las “guerras de puños” existía el mismo procedimiento de desafíos, de elección de padrinos, y el mismo ceremonial que para las “guerras de palos”. A los afrontamientos individuales entre jefes o campeones (la victoria se obtenía por KO o lanzamiento al canal) seguían, como en el caso de las “guerras de palos”, las melés (que duraban horas) que tenían igualmente como objetivo conquistar el puente poniendo fuera de combate y lanzando al canal a todos los adversarios. Durante la melé ya no existía ningún tipo de convención. Los combates se libraban como en el Pancracio, con todo tipo de golpes y llaves de lucha conocidas. Cuando nos fijamos en los cuadros de época (dispersos por varios museos o colecciones privadas) y en los grabados de los siglos XVII y XVIII, nos damos cuenta de que ya no se trataba de tener estilo…¡¡sino de eficacia!!

  Estos combates fueron conocidos por toda Europa durante siglos; la Biblioteca Correr posee un ejemplar de un gran grabado (72 x 136 cm) dedicado al Rey de Francia, Luís XIV, titulado “Venetiarum pugillatus” ( Figura 1) que representa una melé sobre un puente imaginario. El artista se inspiró en los de la antigüedad ya que todos los combatientes están desnudos (incluso hay algunas mujeres); la maraña de personajes es tan grande que debe examinarse con detalle la composición…que no deja de recordarnos los dibujos del humorista Dubout (hay que decir que los otros grabados, también…).


  Un argumento que muestra que los combates individuales puede que fueran un poco menos apreciados que las melés generales es que, junto a las numerosas representaciones de melés, no he encontrado más que dos grabados representando los combates individuales. El primero, del siglo XVII, de Giovanni Battista Finassi (Figura 2), muestra a dos campeones esperando la señal del combate, cerca de ellos hay dos “padrinos”, y la inscripción dice: “No se comenzarán las exhibiciones (combates) si anteriormente los padrinos no se han puesto de acuerdo (sobre lo que será permitido o prohibido, que podía variar de un combate a otro, golpes aislados o con agarres de lucha)”. La boina roja o negra indica la facción, en cuanto a los guantes que los pugilistas llevan en la mano derecha, no se han puesto especialmente para el combate sino que forman parte del equipo de los gondoleros (aunque podían ser llevados por otras personas); aún hoy día, podemos ver gondoleros con un solo guante. El segundo grabado, de G. Bernasconi, data de principios del siglo XIX, las ropas han cambiado poco.

  La excitación de la gente por los combates “a los puños” era tan grande como para las de “con palos”…y se constataban los mismos excesos; lanzamientos de piedras o tejas sobre los combatientes, melés encarnizadas, batallas entre aficionados, que conducían a veces a los mismos “extremos”. Sin haber dirigido la investigación en ese camino, podemos remarcar en los Codex Cicogna (2991-II-8 hasta el 19) algunos sucesos trágicos, por ejemplo: en enero de 1616, un muerto por una puñalada en una batalla de aficionados durante un encuentro, muertos por lanzamiento de piedras en 1650, un KO “definitivo” el 19 de octubre de 1634, etc… El año 1611 parece haber sido particularmente nefasto; el 5 de febrero, 6 muertos en el puente de los Carmini (2 niños y 2 adultos asfixiados, un combatiente que murió después de haber sido noqueado y otro que murió al ahogarse); otra jornada del mismo año, una persona fallecida al recibir el impacto de una piedra; por su parte, G. Tassini, notificó que el 5 de agosto de 1611, murieron 21 personas en el puente de los Carmini, y 6 personas más el 4 de septiembre del mismo año. Pienso que debe haber, sin duda, algún error en las fechas de los diversos documentos consultados, ya que no puedo creer que las autoridades no reaccionaran ante tragedias tan repetitivas …¡durante el mismo año! En fin, la multitud siempre ha sido y será, en cualquier época, tan peligrosa y…¡estúpida! (sobre este tema debería leerse “La psicología de las multitudes”, de Gustave Lebon).

  Respecto al entrenamiento dado a los combatientes, no disponemos de ningún tratado de combate; aunque seguramente debieron de existir como sucede con los tratados de entrenamiento de caballeros. No obstante, sabemos que siempre ha habido  maestros particulares que enseñaban en las ciudades los trucos del combate, golpes secretos (que no lo seguían siendo mucho tiempo) y que siempre se esforzaban en encontrar otros. Se trataba de maestros de combate más o menos especializados, ancestros de Fiore dei Liberi y de los maestros clásicos de armas. Las canciones y los poemas a la gloria de los vencedores, asi como los desafíos homéricos que se lanzaban los adversarios, del tipo: “Te romperé la cabeza, los dientes, los brazos, las piernas…”con nuevas llaves” (sic) no nos aclaran gran cosa sobre “la manera”. Se sabe que las grandes familias patricias afectaban en permanencia clases en las dependencias de sus palacios al entrenamiento de los equipos de pugilistas (o de “palistas”), como las familias Molino, Foscari, Donato… Así como que para las “Fuerzas de Hércules”, se trabajaban tácticas y trucos de combate!! Hay que destacar que las islas o las ciudades dela periferia de la laguna también tenían equipos de pugilistas que venían a combatir a los puentes venecianos.

  La última “guerra de puños” (entendida como “melé general”, pero no en cuanto a los combates individuales, que eran los “mostre”) tuvo lugar el 30 de septiembre de 1705 en el puente de San Barnaba. Hacía tiempo que el Gran Consejo pensaba prohibir estas actividades por causa de accidentes graves, y se aprovechó de la catástrofe indirectamente producida por éste último encuentro (que además fue una de las más sangrientas, ya que los aficionados se enzarzaron a pedradas y puñaladas), para promulgar su supresión. Efectivamente, mientras que el gentío histérico tomaba parte en los combates, el fuego se extendió por el monasterio de San Girolamo y se extendió sin que nadie respondiera a la alarma. Hizo falta mucho tiempo para detener la batalla, incluso un cura se lanzó al centro de la batalla con el crucifijo en la mano, hasta que finalmente los combatientes consiguieron calmarse. Durante todo ese tiempo el fuego había causado daños muy considerables. Así que se decidió que no habría más afrontamientos oficiales entre Castellani y Nicolatti que no fuesen los juegos de habilidad, como las Fuerzas de Hércules, las regatas o las demostraciones de “moresca”. Esta última era un método de entrenamiento con combates simulados y reglados, parece ser que con música, que debían imitar lo que hacían los “turcos” (de ahí el nombre de “moresca”). Era una actividad, originalmente, propia de los “Arsenalotti” (los obreros del arsenal). Estos asaltos se hacían con armas (sobretodo con puñales) y sin armas, con simulacros de golpes y llaves de lucha. En el siglo XVIII se convirtieron en demostraciones de grupos de 8, 16 o 24 personas, que se organizaban en forma de competiciones durante las fiestas en las que se desarrollaban las Fuerzas de Hércules como momento principal, junto a otros juegos de destreza, como los equilibrios sobre cuerdas, o el vuelo desde una torre, atado a una cuerda. Se juzgaba el estilo, por lo visto de la misma manera que se juzgan los “kata” hoy en día.


  La prohibición de famosos combates, en 1705, perjudicó a los propietarios de inmuebles próximos a los puentes más utilizados; los expedientes contienen las protestas dirigidas al Gran Consejo en 1711, del propietario de una casa del puente de San Barnabá, que se considera arruinado por la desvalorización de sus bienes, ya que del alquiler de sus ventanas provenían la mayor parte de sus ingresos, dice él, lo que indica una cierta frecuencia en los encuentros. Los combates individuales de boxeo  continuaron después de 1705, de una manera no oficial y más discreta, y sobretodo sin los desbordamientos de la gente típicos en el pasado. Se encuentran, efectivamente, en los Archivos del Estado, en los expedientes que conciernen a las “Fuerzas de Hércules”, entre 1750 y 1816 (sección “Scuole piccole e suffragi”, expedientes del 738 al 744), los nombres de los jefes de los Castellani y Nicolotti, así como las listas de participantes en las “Fuerzas de Hércules” (e indicaciones sobre los tipos de pirámides a ejecutar) durante estos años. También se encuentran los nombres de pugilistas famosos en esta época y algunos retratos de campeones, lo que muestra (junto al grabado del siglo XIX) que los encuentros de boxeo nunca cesaron. Estos retratos sobretodo conciernen a los Nicolotti, los pugilistas son representados con o sin guante de los gondoleros; por ejemplo, Giovanni Patelico tiene su guante en la mano izquierda, Pancia en la mano derecha y Pandello no tiene guante… por citar algunos nombres que por supuesto ya no le dicen nada a nadie.

  En estos mismos expedientes descubrimos un acuerdo firmado el 2 de marzo de 1800 entre Andrea Branchini, jefe de los Castellani, y Innocente Bressanin, jefe de los Nicolotti, decidiendo ejecutar “ahora juntos” las pirámides de las “Fuerzas de Hércules”. Este acuerdo estaba fundamentado, parece ser, en una línea lógica de acercamiento de las dos facciones durante el siglo XVIII, marcando así el final del viejo antagonismo milenario. Insistamos sobre el hecho de que la ocupación extranjera había tenido mucho que ver en todo esto.

  Respecto al principio del siglo XVIII, los pocos expedientes que he consultado, no contienen listas nominativas, para estos años, de los campeones pugilistas, lo que me impide saber si el boxeador veneciano Carini o Di Carni (en las crónicas británicas) que se enfrentó a Whitaker en Londres en los primeros años del nacimiento del boxeo moderno, tenía o no alguna notoriedad en Venecia. De todas formas, el conjunto de los documentos sobre las “guerras de puños y palos” presentados aquí son, eso creo, suficientes para mostrar la influencia de Venecia sobre los primeros combates públicos de boxeo en Inglaterra.