Artículo publicado en la
revista Karate Bushido, Diciembre 1990
Autor: Sylvain Salvini
Traducción: César Gómez
Las “guerras” de puños y
palos, que tenían lugar en Venecia en combates públicos, remontaban, según una
tradición muy antigua, a alrededor del año 800. Paralelamente a ellas existían
los combates a mano desnuda, al boxeo y a la lucha (digamos, al Pancracio…), un
poco más codificados, también testificados de forma continua y legal, desde el
año 1292 hasta 1574 en el caso de los “palos”, y hasta el año 1705 para los
“puños”. Después de estas fechas continuaron celebrándose, pero ya no se
trataba de las “melés” generales que tanto gustaban al público (fig: 2, grabado
del siglo XVI de Giacomo Franco, 1550-1620, mostrando la melé con palos; fig:
3, melé con los puños). Hay que destacar que estos combates, con puños o con
palos, también existieron en Sienna desde el año 1291 según Manzi. Ya indicamos
(Revista Karate nº 158) que en esta ciudad, y bajo la influencia de San
Bernardino, solo se tolerará el boxeo después del año 1400, sin durar tanto
como en Venecia, y los afrontamientos públicos entre los campeones de
diferentes barrios se harán a través de carreras de caballos montados a pelo;
carreras que han llegado hasta nuestros días, los famosos “Palio”.
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| Figura 1 |
Todas estas prácticas, en realidad, eran
entrenamientos militares populares, favorecidos o promovidos por las
autoridades de las comunas libres, con el fin de estimular el espíritu guerrero
de la población y con la intención de convertirla en apta al combate por la
ciudad, como en las ciudades de la
Grecia antigua. Por otra parte, el hecho de mantener un
cierto antagonismo entre los barrios de una misma ciudad (lo que parece haber
sido bastante común en las ciudades italianas) ofrecía otra ventaja; mientras
que la gente pensaba en pelearse entre ellos, no pensaban en unirse para
protestar y controlar a las autoridades…Esa lección no se perdió, cuando
consideramos que hoy en día, se consigue dividir al pueblo en partidos (con
nebulosos programas cambiantes a medida que llegan las elecciones) con el fin
de asegurar “buenos puestos” a todo un mundo de politicuchos corruptos o
representantes de grupos ocultos…Es cierto que el gobierno de idealistas puede
generar a veces algunas catástrofes, así nos lo enseña la historia del
mundo…Cuando durante el transcurso de los años, en Venecia, las familias
patricias monopolizaron el ejercicio del poder, ellas no suprimieron las
libertades, otras que la política…y no desarmaron al pueblo como hicieron los
regímenes feudales. Como divertida curiosidad, podemos señalar un decreto del
Gran Consejo del 20 de febrero de 1567 (ref. Codex Cicogna 2991. II. 18 Bibl.
Correr) que castigaba con 2 años de galeras y 200 liras de multa, aquel que fuese
detenido andando por la calle con…más de dos armas !!
Obligados por las invasiones, los habitantes
de las ciudades del norte de la laguna emigraron poco a poco a las islas
centrales que formaron Venecia (el primer “doge” fue elegido en el año 709).
Había dos ciudades vecinas, Iesolo y Heraclea, se dice, enfrentadas
permanentemente en peleas y batallas y cuyas poblaciones fueron a instalarse en
Venecia, una en los islotes del Oeste, y la otra en los del Este, trayendo
consigo a la ciudad su viejo antagonismo. El Gran Canal aún no ejercía sus
funciones de frontera entre las dos “comunidades”, esto vino mucho después.
Cuando, en 1169, la ciudad fue dividida en seis “sestieri” (sestier = distrito
1/6 = barrio; cada uno de ellos contiene una cierta cantidad de parroquias), a
la gente de los “sestieri” orientales se les llamó “Castellani”, debido a que
uno de sus barrios se llamaba “di Castello” (“del castillo”), y a los de los
“sestieri” occidentales, “Cannazuoli”, probablemente por el barrio
“Cannareggio”, y no por el nombre de las “cannes” utilizadas en los combates
con palos. Geográficamente, los “Castellani” estaban, en realidad, en aquellos
tiempos, a caballo entre una parte oriental del Gran canal, por el barrio
“Dorsoduro”, que se encontraba sobre la orilla del lado de los “Cannazuoli”.
Entonces, en 1307 (según P. Molmenti; 1311, según G. Tassini), debido a un diezmo
“de muertos”, que debía pagarse al obispo, cuya parroquia San Pantalón de ese
barrio se negaba a efectuar el pago, al considerar que había obtenido una exención
perpetua del obispo precedente (esta desobediencia había dado lugar a que otras
cuatro parroquias también se negaran a pagar). Hubo manifestaciones y una refriega
en la que falleció el obispo Ramberto Polo.
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| Figura 2 |
Este hecho sucedió cerca del “Rio” (canal),
citado por Malcantone y aún hoy día puede verse, en un jardín privado situado
junto al canal, una pequeña columna sobre la que se encuentra una estatua muy
erosionada, representando a un cura, señalando probablemente el lugar del
asesinato. Como consecuencia, estas cinco parroquias fueron excomulgadas, y
entre ellas la de San Nicolo dei Mendicoli, que había sido la más encarnizada
durante la batalla bajo la dirección de su “doge dei Nicolotti” (una especie de
tribuno del pueblo, como en la
Roma antigua, que existía para moderar en las decisiones de
los gobernantes), de la cual vendrá el nombre de “Nicolotti”; nombre que al
principio los Castellani lanzaban como un insulto a sus adversarios y que más
tarde se impondrá al conjunto de los Cannazuoli, después de la batalla del 21
de octubre de 1548 en el puente San Barnaba, como explican diversos
historiadores (ej: Polpeo Molmenti. Según una obra reciente, Bianca Tomassia
Mazzarotti, “Feste Veneziane”, cap. III, Ed. Sanson, Florencia 1961). Las cinco
parroquias excomulgadas se desentendieron de los Castellani y, en los combates
de puños y con palos, aportaban su ayuda a los Canaruoli; comunidad con la que
no tardaron en fundirse. A partir de esta fecha, 1307 (?), el Gran Canal (esta
espléndida vía triunfal, ahora de una longitud de 4 km , bordeada de unos 200
palacios patricios con una misma anchura entre fachadas (60-70 m ) que los Campos Elíseos de París) será la separación entre los Castellani y los Nicolotti, y esto
durante siglos hasta principios del s. XIX. En ese momento, sin duda a causa de
la ocupación extranjera, desaparecerá ese viejo antagonismo. Hay que destacar
que aquellos que pertenecían a las facciones “Castellana” o “Nicolotta” ( ¡¡ y
no solamente los gondoleros !!) se tomaban muy en serio el distinguirse con
orgullo y con actitud desafiante (no solamente en los combates) con ropas
particulares: los Castellani, boina roja y bufanda roja puesta en la cintura, y
los Nicolotti, Boina y cinturón negros; incluso sus mujeres se diferenciaban al
llevar una marca, una flor, en un lado u otro del corsé, o de otras maneras. Por
supuesto, estas animosidades no existían entre los patricios, que vivían en un
lado u otro del Gran Canal… no eran tan estúpidos, incluso si por juego
apoyaban a una u otra facción, apadrinaban y entrenaban a los equipos de
boxeadores…posiblemente para disfrutar de espectáculos en privado. A finales
del s. XVII, incluso hubo algunos que se hicieron construir puentes privados de
madera cerca de sus palacios, para ofrecer combates de boxeo los días festivos,
después del desayuno: uno fue de los Pisani en San Stefano, otro de Giovanni
Loredan; pero el Consejo de los Diez puso fín a esta práctica.
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| Figura 3 |
Desde siempre hubo combates sobre los puentes
de los canales, al principio puentes de madera, luego de piedra, pero durante
mucho tiempo sin parapetos. La parte superior de estos puentes bombeados
formaba (y forma aún) una superficie generalmente cuadrada que podía ser
utilizada como “ring” para los combates individuales (por supuesto, no se
llamaba “ring”, sino la “piazzola” o “pequeña plaza” del puente…la genial
resolución del famoso problema de la
cuadratura del círculo, por denominación “ring = círculo, dado a un cuadrado,
le corresponde a los ingleses !!).
Muchos puentes fueron utilizados para las
“mostre” y la”guerre” (esta palabra se empleaba para denominar las melé
generales, el combate por equipos, dicho de otra manera, la “frotta”, la otra
palabra para los combates individuales). Los nombres de diversos puentes nos
llegan desde hace varios siglos; en las crónicas nos señalan los accidentes
mortales; en las canciones compuestas a la gloria de los vencedores (se
encuentran algunas de ellas en los códices Cicogna, por ejemplo el título de
una canción a la gloria de los Nicolotti que ganaron el 20 de agosto de 1679 en
el puente San Barnabá); o por célebres encuentros por la calidad de los participantes, como el
del lunes 26 de julio de 1574 en el puente de los “Carmini” en presencia del rey
de Francia y de Polonia, Enrique III, anfitrión de Venecia. Asistió a la
“guerra de los palos” desde el balcón del palacio Foscarini (fig. 1, vista de ese
puente y del palacio, sin la muchedumbre).



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