“Transmisión del saber físico,
simbólico e imaginario.”
Autor: César Gómez
INTRODUCCIÓN
Filipinas, un archipiélago formado por más de siete mil islas, constituye en sí mismo el lugar de encuentro de una gran diversidad de culturas, etnias y creencias. A través de su historia, numerosos son los pueblos que han llegado a ellas, bien por razones comerciales o bien estableciéndose y adoptándolas como su nuevo lugar de residencia. Desde los países asiáticos e indonesios hasta las grandes potencias europeas, todos y cada uno de estos pueblos ha dejado su huella en la cultura filipina, ecléctica, variada y sorprendente.
Analizando su evolución histórica podremos observar las influencias a las que fue sometido este maravilloso país, y esto nos proporcionará la base a partir de la cual podremos comprender uno de sus aspectos más característicos, su cultura guerrera.
Hoy en día, una de las cosas que más sorprende al llegar a Filipinas es la enorme naturalidad con la que se llevan y utilizan las armas, y en particular, las armas blancas. Este pueblo vive, día a día, con un nivel de violencia altamente tolerado y que resultaría difícilmente comprensible en un país occidental.
¿Contradice esto la teoría de N. Elias en la que se afirma que el nivel de violencia autorizado en las sociedades recientes es, en general, más bajo que aquel de las sociedades más antiguas? (1) ¿O se trataría más bien, de un proceso de transmisión cultural (marcial) altamente ritualizado e integrado en una sociedad contemporánea? ¿Porqué oponer modernidad a prácticas tradicionales y simbólicas? ¿Cómo explicar, sino, que en un país desarrollado y moderno puedan seguir practicándose ritos extremadamente violentos, como, las crucifixiones en vivo y en directo durante la Semana Santa?
Observando de cerca las tradiciones guerreras de la cultura filipina, su folklore altamente inspirado en las tradiciones marciales, comprendiendo sus influencias y diferencias, intentaremos acercarnos a la estructura simbólica e imaginaria de sus prácticas guerreras y la relación que mantienen con la transmisión del saber físico, de los movimientos, técnicas y estrategias de combate. Todo un saber antiguo perpetuado hasta nuestros días gracias a las artes de combate filipino.
Los aspectos físicos del arte han evolucionado a través del tiempo no solo paralelamente a la evolución del armamento, sino también a la diversificación en versiones deportivo-educativas del arte y a las influencias de otras artes de combate de origen asiático e indonesio. La época, el lugar geográfico, etc… también son factores que han influido en dicho desarrollo, pero, el alma de las artes marciales filipinas se encuentra en su carácter simbólico, y solo entendiéndolo podremos comprender el porqué de esta forma de pelear y de vivir.
Así pues, la idea de este trabajo es el poner de manifiesto que, si bien los aspectos físicos del arte filipino de combate han evolucionado con el tiempo debido a múltiples influencias, la esencia del arte está constituida por sus representaciones simbólicas e imaginarias. Estas, condicionan a su vez, a modo de “feed-back”, el saber físico del arte, el modo de transmisión, las estrategias, etc… a modo de “filtro” que nos asegura como “hacer bien”.
A diferencia de otras artes marciales de origen asiático, este saber físico es ecléctico, adaptable y variado, tal y como lo son su cultura y sus creencias. Un conocido profesor de artes marciales filipinas dijo una vez: “Si deseas comprender como combate un pueblo, debes entender primero como vive” (Daniel A. Inosanto)
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Mapa de Filipinas |
ANÁLISIS ETIMOLÓGICO Y TERMINOLOGÍA.
Las artes marciales de Filipinas son conocidas bajo los nombres de “Kali”, “Arnis” o “Eskrima”. Términos que derivan del hecho de que el archipiélago filipino estuvo bajo dominio español durante más de tres siglos y, en consecuencia, la utilización del castellano ligeramente modificado ha sido de uso común hasta épocas muy recientes.
Numerosas son las teorías acerca del origen de un término u otro, de su procedencia, de su verdadero significado, y numerosos los artículos que se han publicado al respecto. Pero nuestro objetivo no es el “dilucidar” este problema, así que solo presentaremos las grandes hipótesis más aceptadas.
“Arnis”, en lengua “tagalo” (2) es una deformación del término español “Arnés”, que procede a su vez de “Arnés de mano”. Dicha expresión habría servido para describir los ornamentos utilizados en las “Komedya” (comedias) y que se colocaban alrededor de las manos de los actores. Estas representaciones teatrales de proselitismo católico, en las que se mezclaba la música, el baile, el teatro y por supuesto, los combates ficticios entre los actores, tuvieron una enorme difusión en Filipinas a partir de 1766 (3). Dicho término, deformado en su pronunciación en tagalo por el de “Arnis”, habría servido para definir los movimientos artísticos de combate de las representaciones.
Para llevar a cabo dichos espectáculos era necesario tener algunos conocimientos básicos de Esgrima. Las técnicas conocidas por “Estokada” o “Matador”, puede que hubiesen recibido esos nombres por que representaban los movimientos con los cuales el “torero” sacrificaba al toro (estocada). Estos nombres fueron utilizados para definir algunos estilos autóctonos de “Eskrima”.
Según el padre Francisco “Balagtas” Baltazar, en su poema “Florente y Laura”:
“Larong Buno´t Arnes na kinakitaan ng
Kanikaniyang liksi´t karunungan”
(Las artes del Buno y del Arnis aportan cada uno
maestría y conocimiento) (4)
Respecto al término “Escrima” o “Eskrima”, se piensa que los españoles utilizaron la palabra “esgrima” al ver los combates con palos de los filipinos de Visayas (5). Dichos “encuentros”, altamente ritualizados y violentos, les recordaban los combates o duelos europeos. Pronunciado por los filipinos, el término se transformó por el de “Escrima”.
Durante esta época, a partir de 1764, se hacía referencia a las artes de combate con armas con los nombres de “Estoque”, “Estocada” o “Fraile”. Toda práctica armada (espadas o cualquier tipo de armas blancas) efectuada por los nativos era severamente castigada, razón por la cual se piensa que se popularizó la práctica con palos. También es posible que los métodos de “espada y daga” y “espada corta”, practicados por los españoles, tuvieran una fuerte influencia sobre los métodos de “Escrima Filipina” (6).
Con respecto a la sustitución de la letra “c” por la “k” y, por tanto,”Eskrima” en lugar de “Escrima”, se piensa que fue utilizado por primera vez por el independentista Felicísimo Dizón (1896-1984) durante los años 1930-40. Cambio que se produjo como consecuencia de una motivación “anti-española” puesta de moda por los revolucionarios filipinos. Otro ejemplo lo tenemos en el acrónimo “K.K.K.” utilizado por la sociedad secreta llamada “Katipunan”.
El término “Kali” tiene una procedencia mucho más enigmática y, escuchando a los diversos autores, extremadamente contradictoria. Muchos son los puntos de vista; algunos de ellos afirman que dependiendo de la provincia de origen el término podría proceder de:
- “Kaliradman”, en las provincias Ilongo y Visayas.
- “Pagkalikali”, en las provincias Ibanag.
- “Kalirongan”, en las provincias Pangasinan.
- Etc…
Tal vez el origen sea indonesio y procedente del término “Tjakalele”; o bien del sud-este asiático, nacido durante los imperios Madjapahit y Shri-Visayan, haciendo referencia a la diosa Kali; o de las tribus exiliadas de las islas de Borneo (7), aunque no existen indicios arqueológicos que sostengan estas teorías.
En Tagalo, el término “Kalis” (fonéticamente pronunciado “keris” o “kris”) significa “utilización de un arma”, y con él, también se define a un tipo de espada muy particular. Reducido a “Kali” significaría, “todos los sistemas donde se utilizan armas blancas o cortantes”.
Lo que si podemos afirmar rotundamente es que no existen pruebas de tipo histórico o antropológico de la existencia de un arte denominado “Kali”, existente en Filipinas, antes de la llegada de los españoles (antes de 1.500) (8) Dicho término comienza a utilizarse de forma generalizada a partir de los años 80 con motivo de la popularización de las artes marciales filipinas en Estados Unidos y el resto del mundo (9).
NOTAS
(1) Norbert Elias , Eric Dunning (1986)“Sport et civilisation. La violence maîtrisée ».
(2) Dialecto de uso largamente extendido en Filipinas.
(3) “Kasaysayan ng Komedya sa Filipinos 1766-1982. History of the Komedya in the Philippines 1766-1982”. Tiongson, Nicanor G.Manila: De La Salle University., pp:269
(4) Balagtas, F (1982) “Florante at Laura”. Quezon City, Philippines: Ani Publishing.
(5) Región de Filipinas.
(6) Para efectuar las representaciones era necesario tener algunos conocimientos básicos de Esgrima. Las técnicas conocidas por “Estokada” o”Matador” puede que hubiesen recibido esos nombres porque representaban los movimientos con los cuales el “torero” sacrificaba al “toro” (Estocada). Estos nombres serían utilizados para definir a los estilos autóctonos de “Esgrima”.
(7) “Kali” sería una abreviación de “Kalimantan” (al norte de Borneo), isla a partir de la cual los 10 Datus viajaron hacia las islas Filipinas, hasta Panay. (“La leyenda de los 10 Datus”. Maragtas).
(8) Mark Wiley.
(9) En 1980, Dan Inosanto presenta un libro sobre las artes marciales filipinas que tocará a un largo público y tendrá una gran difusión a nivel internacional. A partir de esta época comienza a designarse este arte marcial bajo el nombre de “Kali”. Éste término había sido elegido por Dan Inosanto para designar el nombre original de “Eskrima”, a pesar de que su etimología fuera incierta. El éxito del término “Kali” fue tal que motivó a numerosos maestros eskrimadores a cambiar el nombre de sus sistemas con el fin de ser más comerciales.